martes, 23 de marzo de 2010

Álter ego II

¿Cómo vive el solitario, tan solo y falsamente acompañado?
¿ A quién cuenta su triunfo si ya nadie quiere escucharlo?
¿Por qué cuenta sus billetes en el baño y no se limpia el culo con ellos?
¿Cuál será su reacción frente a las verdades que nunca vió y que de golpe escupen su cara?
¿Qué película lo conmueve, qué cuentos lo seducen, qué música lo transporta?
¿Sintió el abrazo y el llanto de cancha?
¿Probó alguna vez la húmedad del filtro de ese cigarro compartido?
¿Cuándo vomitará sus sentimientos sin pensar en el dolor de estómago?

No todo es evitable, nada queda en un archivo indescifrable para siempre. Puede que se queme, se desintegre, o alguien lo rescate del fondo de la caja y lo descifre para él.

martes, 16 de marzo de 2010

Savia sabia

Era como las hojas caídas de los árboles, no las del otoño, mas bien de primavera. Era como las bolsas de nylon y los envoltorios de alfajores y los celofanes de paquetes de cigarro arrojados en la calle. Se elevaba con el viento queriendo espiar por las ventanas de los edificios, le encantaba observar a los viejos tomando mate y ver a los niños saludar desde los balcones antiguos a la ciudad que vive debajo. También era como ellos, pero el repentino viento cambia de rumbo. Ella también. Descendía nuevamente a la superficie, a ser pisada por la ciudad, a olvidar lo que le gustaba, a mirar los cordones de cemento gris, tan gris como el suelo. Con una nueva caricia del viento volvía a elevarse, quería esconderse detrás del árbol que le había soltado la mano pero no podía. No sabía ocultarse, hasta un elefante hubiese podido esconderse detrás de ese árbol, ella no. Todos la veían, tan volátil y distraída, tan sincera y aburrida, esperando a que el viento le diese un sacudón definitivo que la eleve a otros lares. Buscaba y encontraba, el viento era su mejor amigo. Y la llevó, lejos del árbol que le soltó la mano. Y el árbol no lloró.

martes, 9 de marzo de 2010

Álter ego

Sólo es un robot. Robot fundamentalista del sistema.

De su pelo brotan árboles secos de Yunga y Amazonas.
Sus ojos son grandes satélites de control.
Su nariz un perro policía.
Su boca no sabe hablar, no tiene lengua pero muestra en cada diente una TV encendida.
Sus oídos emiten sonidos, estallidos de bombas y misiles.
Sus dedos son seres humanos semimuertos esperando por agua y comida.
Él, afortunadamente, se alimenta de oro y de petróleo.
Luego chupa sus dedos y escupe nubes negras al cielo.

No sólo es un robot.

Decir

Hace una semana te espero,
Box de veinte en el bolsillo,
Un "Media hora" en la boca.
Tomo el 10 hasta San Telmo,
Con la cabeza contra el vidrio,
Otra vez te sueño.
Me detengo en una esquina,
Tus dos perros me atacan,
Rabia y sangre, sarna y hambre.
Tenías "vale cuatro"
Y treinta y tres de mano,
Quise cantar las cuarenta,
Pero solo me fuí al mazo.
Ne t'en fais pas,
Je ne sais pas chanter,
Seulment je sais dire,
Pour moi dire, c'est plus que chanter.

De Avenidas

Quemando el tiempo,
Ya perdí la razón,
Esperando el bondi,
Me aburre este cordón.

Uno de uno, diez
Y dos por tres me duermo,
Música en los oídos,
Lápiz y un cuaderno.

Huelen mal los edificios,
El smoke, las autopistas,
Queman, rugen, avanzan,
Nublándonos la vista.

Del barrio a la ciudad,
Las veredas son colchones,
Donde duermen las verdades
Y sus maltratados corazones.

Dios las mira de reojo,
Bendiciendo con su ego,
Ellas miran hacia el cielo,
Trepando escaleras de miedo.

No saben de misericordia,
Ignoran la hipocresía,
Bailan fumandolo todo,
Oyen rezos de burguesía.

Dios las mira de reojo,
Bendiciendo con su ego,
Les ordena marchar al cielo,
Trepando escaleras de fuego.

Del barrio a la ciudad,
Las veredas son colchones,
Donde duermen las verdades
Y sus maltratados corazones.

viernes, 10 de abril de 2009

Baño de sal

Amargura dura y estrecha, mocos a punto de caer culpa de un resfrío ansioso. Insomnio fortalecedor pide perdón a tan tonto desastre desparramado en la mesita de luz. Cuatro libros leídos hasta la página 15, un vaso de vino a 14° y otro con final de lo que semanas atrás había sido licor de huevo con hielo. Cáscaras de banana y envoltorios de pastillas mentoladas, medias por el piso y ese olor a humedad de encierro permanente le muestran el camino incorrecto al que habitualmente decide acudir.

Llamadas perdidas, ladridos de ovejero rabioso (no tanto como él), evangelistas que llaman en la vereda y operarios de Aysa decididos a cortar el servicio, son insuficientes para romper con el desvelo furioso y triste que lo hace pensar sólo en ella.

Cuatro días y cuatro noches con el plato servido sobre la falda y un billete de veinte mangos que le sirve de cuchara para beber la salsa de la culpa.

Mañana será otro día y asomarán los chichones en la frente tanto cabezazo arrepentido a la pared.

sábado, 28 de marzo de 2009

Testimonio


Dicen que la historia la escriben los que ganan, pues aqui va la mía.

Corría el año 1995...

El River de Ramón perdía en semis de la Libertadores con Palmeiras, Argentina se convertía en el principal consumidor de berenjenas al escabeche y milanga con puré. A pesar de la neutralidad ante cualquier enfrentamiento bélico, le vendíamos armas a Croacia y Ecuador (eso sí, nunca iban a poder disparar ya que estaban obsoletas). Videomatch se pronuncia como patrimonio cultural de la nación, Flavia Palmiero comienza a observar la billetera del viejo Macri, nacen cientos de Juan Pérez (un 70% se convertirá en un "Don Juan") y unas cuantas Rosa García a las cuales llamaremos luego, "Doña Rosa". El registro civil de Iruya inscribe al único Remberto Zan Lungo.

Pleno auge de la bendita convertibilidad, donde morfabas por un sope durante una semanita. Eso sí, arroz con aceite mezcla todos los días. Nada de manteca y queso.
Con la reforma constitucional del 94 "el Carlo" se salía con la suya y se presentaba a elecciones para luego ser reelegido por la sociedad del "uno a uno, te vamos rompiendo el culo". Cursaba 4to grado en el Ricardo Güiraldes y nuestra señorita Cristina, aprovechando el suceso electoral, pretendía educarnos acerca del rol cívico responsable y del compromiso que los elegidos debieran asumir. Así fué que llamó a elecciones en el aula.

Presidente, vice, intendente y cinco consejales eran los puestos a cubrir. Los 35 alumnos eramos candidatos a cualquiera de los cargos, todo dependía de la cantidad de votos que obtubiese cada uno.
Obviamente, mi aspiración era la de obtener la presidencia, pero los cálculos no me acercaban ni siquiera al de quinto concejal. Durante la campaña (dos horas antes de la votación), analicé detenidamente las probabilidades, estudié a mis adversarios y traté de vislumbrar la cantidad de votos a favor. Cuando entendí que el único sufragio favorable sería el mío empecé a despedirme de mis sueños políticos, aunque decidí no darme por vencido. Recurrí a las artes especulativas de un politicucho hecho y derecho. Frío, calculador, observador, inteligente, perseverante y corrupto fueron mis claves para llegar al poder.

El potencial Presidente (gran amigo), era Ezequiel. Perseguido por las chicas lindas, las feas y las de 4 a 6 puntos que, seguramente le darían su voto. Alto, flaco, pelo lacio y largo, casi una niña mas si no fuese por su personalidad aspera, soberbia y ganadora que lo llevaría a la gloria.
De esta manera comprendí que si conseguía su voto, sumado al mío, aumentaba mis chances. Así fué que lo encaré y le pedí su granito de arena para la causa.

El pacto, sellado con un apretón de manos, se basaba en el intercambio de su voto por el album "Fútbol Argentino 1995" lleno, sin huecos, con las díficiles de todo album ocupando su espacio pegadas prolijamente con Voligoma. Esto le permitía ir al quiosco del barrio a canjearlo por una número 5 de gajos rojos y blancos. Él, fana del globo, aceptó chocho.

En el recuento de votos todo se dió como había pensado. Los más facheritos ocupando los lugares principales, luego los más graciosos e intolerantes y como quinto concejal, casi piediendo la hora, con sólo 2 votos a favor, quien escribe y se emociona mientras lo recuerda.

Triunfazo señoras y señores!!

Es verdad que nunca cumplí mi parte del trato, pero es sólo un detalle más de mi vida política.
¿O acaso ustedes siempre cumplen lo que prometen?

miércoles, 18 de marzo de 2009

-No cuento-

Pegadito al borde del andén, cruzando la línea amarilla aunque ni siquiera se vean las luces de la proximidad. Rostros, gestos, porros, perros y gatos, un africano con la casaca celeste y blanca fumando un rubio, un grupo de manifestantes gordos con banderas amarillas. Los de la UOM, pensé, me pregunto si representan al movimiento obrero o al STA (Sindicalismo Transa Argento).
Veo una señora muy vieja y abandonada bajo la estructura del andén convidando de su banana a los perros que la acompañan, el tren pasa y la oculta, la margina un poco más de la mirada desconfiada y asquerosa de los otros.
Una morocha cuarentona disfrazada de pendeja me pide fuego y mientras acerco la llama a su boca, en vos baja me pasa la tarifa. A pesar de tener precio made in Constitución rechazo la propuesta a lo que insiste, sonrisa de por medio, con un: ¿y un pete de onda? Le digo que mi cumpleaños ya pasó, si no encantado de la vida. Soy un caballero, sólo por eso no le dije que en realidad su sonrisa me había mostrado un comedor con una sola silla en la que no quería sentarme.
Por fin viene, subo y me alejo de estaciones desconocidas.
Dos orientales –no uruguayos- se desarman de risa y el Diario Popular que lleva uno de ellos dice en su tapa: “Coreano de 45 años vendía pieles de perro muerto”.

viernes, 13 de marzo de 2009

Je ne sais plus


Mentime que me gusta. Poneme en ridículo frente a todos. Apagá el pucho en mi brazo y respondé a mis puteadas, con las más hirientes, las que te salgan. Cosificame, hundime en un balde y enjuagame junto al trapo de piso lleno de pelos. No te apures, cambiá de peinado cien veces si querés, ponete ese escote que tanta rabia me da, aunque tus pechos sean imperceptibles. Cortame el pelo con un tramontina, que quede desparejo y sin onda.
Dejame solo, pero no te vayas. Respirá fuerte y profundo. Dame la espalda, mejor da la vuelta pero no me mires, no me toques.
Hoy te toca armar a vos, sé que no te sale muy bien, no te confundas, mirá bien como lo hacés, desde las puntas va mejor, no hay desperdicio.
Después de eso, de disfrutar, tirás el achique y siempre quedo en off-side, mirando la bandera del línea levantada y exagero el reclamo. Siempre fuiste muy de tu cama de sábanas turquesa y de cortinas manchadas de sangre de alguna noche en las que hasta los tobillos juguetean con el roce. Rebelde en tu habitación, fuera de ella, la careta de porcelana fría te acompaña. Tu habilidad para manipular es irrefutable, hasta tu ideal de hombrecito cayó y pidió tortura. Sabías que viajabas sin boleto y te bajaste un par de estaciones antes sólo por miedo de encarar al chancho con tus pestañas postizas, aburridas y manchadas de rímel.
Siempre fuiste un paquete de Surtidas sin las de chocolate, una Mogul de limón, la última ceda con tanto por charlar sobre el fracaso y la aventura de correr riesgos en la próxima calle.
Aburrirse de lo fácil, es fácil. La incertidumbre de lo difícil, es muy atractiva a pesar de todo. Te dije y me colgué del estribo antes de que arranque.

lunes, 2 de marzo de 2009

Cuerno

Mandar a su amiga a darme la noticia no fue su acto más gentil. Aunque, luego de muchos años, llegué a comprender bastante su decisión.
Todo comenzó una mañana, bien temprano, cerca de las 8 para ser más preciso. Nos preparábamos para una excursión al Zoo y como siempre, había olvidado de hacer firmar mi autorización. Tuvimos que retrasar media hora nuestra partida hasta que Herminio vino a firmar a la escuela y como era de esperar, él tenía preparada una de sus elocuentes bromas. En voz alta, frente a todos mis compañeros y maestros me dijo, “¡Tené cuidado cuando te acerques a la jaula de los monos! “No vaya a ser cosa que te confundan con uno y te dejen adentro”.
Por supuesto, todos arrojaron su mejor sonrisa y hasta algunas carcajadas que me hicieron ruborizar bastante. A lo que varios compañeros respondieron con el clásico cantito, “se puso colorado, se puso colorado”. Pasado este pequeño percance, nos subimos al micro y partimos en un micro escolar hacia Palermo.
Sentado en la última fila de asientos, butaca de por medio, estaba ella.
Romi, de cachetes rosados y gorditos, esos que las viejas aman pellizcar. Pelo largo hasta la cintura y su principal atractivo, una manchita de lavandina en su labio inferior. Con sus manos sobre las rodillas me miraba, sonriente, como queriendo decir algo. Sin perder tiempo, le pedí a mi amigo que me cambiara el lugar para poder quedar a su lado y sin dar demasiadas vueltas, miré sus manos y le dije, “¿Querés ser mi novia?”. “Bueno”, me respondió, hamacándose sobre la butaca y sin quitar las manos de sus rodillas raspadas por un accidente en bicicleta.
Nos tomamos de la mano y sin decir una palabra ni cruzar miradas, llegamos al zoológico.
Durante la excursión permanecimos juntos, alimentamos a las llamas, camellos y guanacos, nos abrazamos suavemente durante el paseo en el serpentario, y en la visita al Parque Japonés le demostré mi hombría al tocar los peces que pasan por debajo de los tablones del camino. Todo era color de rosas, amor intenso, perpendicular, oblicuo y paralelo. Prometí regalarle mi ábaco y hacerle la tarea las veces que ella deseara. Romi, para no ser menos, me pidió que me sentase a su lado por el resto del año escolar.
En el micro, de vuelta al colegio, quedamos en ir a casa al día siguiente a tomar la leche y ver Los Supercampeones.
Con los pocos australes que tenía ahorrados, compré un Nesquik y un cuarto de Panchitas para la merienda. A las tres de la tarde, como habíamos quedado, preparé todo y puse canal 11.
Ella nunca llegó. No volvió a dirigirme la palabra, a mirarme tímidamente.
Laurita, su mejor amiga, me entregó el mensaje.
- Me dijo Romi que no quiere ser más tu novia. Que no está preparada para tanto compromiso. Para tomar la leche en tu casa, ni ver Los Supercampeones.
Ese día pasé las peores cuatro horas que un chico de segundo grado puede pasar. Cuando el timbre de las doce nos hizo levantar de nuestros lugares para volver a casa, encaré derecho a la puerta de salida, sin pasar por el quiosco a comprar mi Guaymallén de fruta de cada día. Cuando pisé la vereda la vi, acompañada, ruborizada, agarrada de la mano de Guille.
Guille, mi amigo, ese que me cedió el lugar en el escolar, era su nuevo novio.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Silencio Hospital.

Mirá, esto no da para más. No podés andar por la calle tranquilo, entendés. Te piden monedas, te roban, te miran mal. Sabés qué, a esos negros hay que matarlos a todos. Te juro que pondría una bomba y los volaría a la mierda. Una bomba en cada villa y chau. Desde el más chiquito, así no se reproducen entendés. ¡Encima son como las ratas los hijos de puta, tienen 20 pibes cada uno y todos chorros eh! Te diría que muy pocos no salen a robar, porque viste que se la pasan fumando porro y se dan vuelta, se dan vuelta y salen a hacer cualquier cosa. Encima te quieren lastimar, no es que te roban y chau, te matan por dos pesos.
Yo no sé, pero esto en la dictadura no pasaba, podías caminar tranquilo, no había tanta droga. Era otra cosa entendés. Es que los militares se metían con la gente que andaba en algo raro, no con cualquiera, con gente rara. Además dicen de los 30.000 desaparecidos, y no sé, no sé si son tantos como dicen, pero viste como son estos comunistas, nada les viene bien. Todavía se siguen quejando de todo, del sistema. ¿Qué problema tienen con el sistema? Acá el problema son los políticos, los chorros, ese es el problema.
¡Encima tenemos a una presidenta guerrillera, esa es zurda, zurda eh! Ella y el visco. Vos pensá, con Carlos estabamos mejor, me pude comprar la tele a color, la video, me fui de vacaciones todos los años. Hasta pude llevar a los chicos a Disney, y eso ahora olvidate. A mí el que me cae bien es Macri, parece un buen tipo. Mirá lo que hizo en boca, es un club modelo, como los de Europa. Además, vos fijate, el tipo es multimillonario, para qué quiere más plata, ya tiene mucha.
Es él o los militares, sino esto no cambia más, viejo. Mucha inseguridad, no se puede vivir así. La policía no hace nada tampoco, son todos chorros. Si dicen que hasta venden droga, sí, sí, la policía es la que le vende el porro a los pibes y después, esos pibes, salen y te chorean.
Menos mal que mi pibe es un santo, 21 años tiene y nunca tuvo un problema. Bueno, no te voy a negar, una que otra vez cayó medio en pedo, pero más de ahí no. Pero la educación que yo les doy es de primera, eso tiene mucho que ver. Lo que importa es la familia, eso es lo que importa, siempre se lo digo, y algún que otro amigo. El resto, que me disculpen, pero que se caguen. Acá son todos vivos, todos te quieren sacar ventaja, son todos garcas, por qué yo tengo que ser bueno, que se caguen.
Bueno che, no te mato más la cabeza.
Cambiando de tema ¿Viste a la Tota Santillan haciendo el aquadance?

lunes, 23 de febrero de 2009

Noticias de ayer

A Elisa Carrió le descubrieron fiebre uterina...
Luego de un chequeo de rutina en la clínica "La trinidad", y por una avivada del médico que la atendió, salió a la luz una noticia que sorprendió hasta el cura nazi y pederasta de la iglesia donde Lilita se confiesa cada domingo.
Ante las acusaciones, la líder de la Coalición Cívica respondió:
- Es verdad, hace tiempo me siento distinta, como que me quiero coger a todo el parlamento. Pasa que los chochamu no me dan ni la hora.
Y ante la pregunta sobre como satisface su necesidades sexuales respondió:
Mirá, por ahora, sólo me toco con la derecha (la de Macri, De Narvaez, Lopez Murphy, Miguens, Biolcatti, etc.).




Alguno le hace el favorcito?

Yo, me voy al mazo.

domingo, 22 de febrero de 2009

Poderoso verano del 93


Teníamos 6 y 7 años, jugábamos a los amigos, sí, ya sé, ya lo éramos pero el juego tenía sus particularidades.
Montados sobre palos de escoba simulando corceles negros como el de El Zorro y dos maderitas de cajón de manzana unidas con un clavo (nuestras espadas), luchábamos día a día contra el mal. El objetivo era salvar a la hermosa chica del barrio, que se encontraba bajo las terribles garras del malvado monstruo del patio. Este espectro cambiaba de hábitat sin problemas, en el patio de casa siempre se escondía en la cueva que se formaba por un jazmín del cielo imponente y cuando el campo de batalla se trasladaba a su casa el mostro se transformaba en un nogal gigante que nos atacaba lanzando nueces desde los más alto de su copa.
Eran batallas difíciles de llevar a cabo, a veces terminábamos luchando entre nosotros, espada con espada, para saber quién salvaría a la chica (representada por un póster de Flavia Palmiero en la Ola verde) y gastábamos nuestras energías compitiendo uno contra el otro.
A pesar de todo éramos inseparables, hasta que un día mi familia decidió mudarse lejos de aquel lugar.
En el verano del 93 vino a quedarse varios días a mi nueva casa en el barrio Isidro Casanova.
Otra vez teníamos que enfrentarnos al cruel y malvado mostro, claro que ya no estaba el jazmín del cielo ni el árbol de nueces, asi que teníamos que reinventar al personaje malo que toda historia tiene.
Luego de uno o dos días de búsqueda, lo hallamos. Su nombre era Nahuel, un Ovejero Mantonegro el cual vivía en casa hacía ya varios años y que en anteriores batallas fue nuestro mejor compañero.
Al principio me dolió un poco que Nahuel se convierta en el ser despreciable de la historia, pero basandome en la política yanqui supe que podés encontrar al enemigo en tu gran aliado, sin importar el por qué ni el cómo.
Buscando armamento en el galpón, encontramos unas latas de pintura de 10 litros y una soga bastante larga que nos vendría muy bien para contrarrestar la envestida de Nahuel.
Mi casa tenía una terraza adecuada para jugar unas buenas series de penales o marcaditas, y Nahuel se encargaba de minar de soretes todo el campo de juego. El objetivo entonces era impedir el arribo de la bestia a la terraza y así poder disfrutar del fulbo sin el miedo a terminar con un sorete embarrado en la mano después de una volada fenomenal en el último penal de la serie.
El plan era el siguiente: atar las latas de pintura a los extremos de la soga (una lata por cada extremo), a su vez, atar la soga a la puertita de la terraza y dejar las latas en el borde.
En el preciso instante en el que se oía el bramido de Nahuel y sus gigantes patas subiendo las escaleras de cemento hacia la terraza a una velocidad asombrosa, corríamos hacia las latas de pintura y con un empujoncito las dejábamos caer hacia el patiecito, logrando así que la puertita se trabase contra su marco quedando anegado el único acceso al paraíso. Los 20 litros de pintura eran suficiente peso para bloquearle la entrada a la bestia y desistía al cabo de pocos minutos.
El plan era perfecto, pero como dijo el maestro Tusam, puede fallar.
Faltando pocos días para que mi compañero regrese a su hogar y con la victoria casi asegurada, todo se derrumbo cual castillos de peines.
Primer serie de penales del día, turno de patear mis 3 tiros. Había sólo atajado uno asi que debía convertir todos. Me mira fijo y me señala abajo a la derecha, lo asiento con la cabeza, pateo suave, pegadita al piso y el primero adentro. El segundo, fuerte, abajo, al medio, pasa entre las piernas y 2-2. Tercer penal y si convertía, primera serie del día para mí. Me paro desafiante, lo mido con la mirada y me sonrojo, hago tres pasos y el disparo me sale de puntin al medio, arriba pero con bastante potencia. La saca con la punta de los dedos y cae al patiecito golpeando en la cabeza de Nahuel. Se levanta de su siesta y arremete entre ladridos y atropello contra la escalera.
- Uhh, nos viene a buscar. Me dice.
- ¡Pronto, las latas! Le contesto.
Empujamos una lata cada uno y cuando la bestia, con espuma en su boca, pisaba el último escalón, la puerta pega en su hocico y le impide el ingreso.
Casi al mismo tiempo escuchamos una especie de explosión que venía de abajo.
Nos asomamos por el borde y vemos el desastre. El Koh-I-Noor de mi vieja, destrozado por la lata de pintura que cayó del cielo. Pintura por todo el piso, la ropa que estaba secándose dentro ya no servía mas que para trabajos de albañilería.
Como si hubiésemos visto a la mismísima muerte, con el rostro asustado y las piernas temblando, bajamos las escaleras a limpiar la escena del crimen. Lo único que logramos hacer fue sacar la lata del secarropas, cuando aparece la policía vestida de civil y comienza con el interrogatorio. Mi amigo muestra sus manos y dice ser inocente, mientras que 10 segundos antes las había limpiado en su remera, dejando las huellas de pintura estampadas en su espalda. Ya era tarde, no había chances de mentirle a una madre sin su Koh-I-Noor y con semejantes pruebas a la vista. Acepté la culpabilidad del hecho, dejando libre de culpa y cargo a mi compañero. Claro que el boludo se pisó solo pocas horas después.
Han pasado 16 años y aún tengo la imagen perpetuada en la memoria.
Han pasado 16 años desde que dos poderosos y chiquitines hicieron mierda un secarropas y hasta el día de hoy no hubo reemplazo para el Koh-I-Noor, ni siquiera de otra marca.
Eso sí, la soga que sostenía las latas de pintura, hoy sostiene la ropa de la familia en el fondo de casa.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Señor de las cuatro décadas.

Fernet 50 y 50, dos cubitos, el vaso con sarro amarronado me deschava. Sillón de cuerina roto, acomodo el traste y me predispongo a disfrutar de la función. Botón rojo del control remoto y ahí voy.
Empieza el show, la adrenalina se apodera de mí mostrando que estoy vivo, y aunque este show se repita día a día casi sin modificaciones, el estado de euforia no cambia. Veo tu cara a través de la pantalla cantando (sin saber la letra) esa canción que escuchas cada noche y vuelco un poco de la bebida sobre mi panza de Fernet mientras la interpreto como un loco.
Tu voz de “humilde caballero” me ubica en tiempo y espacio y me sumerjo casi hipnotizado por las bailarinas que te merodean.
Transpiro con el caño, me regocijo con las danzas sobre el agua y tus Barbies Superstar son la causa de mis erecciones (nocturnas) que terminan como debe ser.
Alcohol y eyaculación a mis 45 son casi un clonazepan. Me duermo en el sillón, incomodo, con el pucho prendido en la izquierda y el vaso en la derecha.
Hasta mañana, si dios quiere.


-Te manda saludos Marcelo.
- Qué Marcelo?

lunes, 9 de febrero de 2009

Mezcladito Viajero

Estación Palermo, línea D. Anestesiado me apoyo en las puertas, esas que poseen la advertencia de no apoyarse. Entre la multitud la veo y suspiro, comienzo a observarla, sus auriculares (casi tan grandes como sus pechos) me llaman la atención y el movimiento de su cabeza me hace pensar en lo que escucha. Rock, pensé. No creo, el movimiento era mas de este a oeste y sus pies permanecían inmóviles. De todos modos no era lo más importante, solo buscaba su mirada, esa que todos buscamos durante los viajes en subte, bondi. Llegando a Bulnes, mi boca había agotado hasta la última gota de saliva (aun no recuerdo el por qué) y era el momento perfecto para un trago de agua bendita, aunque estuviese endemoniado. Saco la botellita del bolso y en ese preciso instante ella me observa, llevo la botella a la boca mientras cruzamos miradas con tanta suerte o mala suerte que gracias a mi encandilamiento le erro y un abundante chorro de agua helada me empapa la remera de Loser que llevaba.
El desenlace es obvio, no hay mina que le siga prestando atención a semejante espécimen. Es más, si bien mi viaje finalizaba en la estación 9 de Julio, Agüero fue mi destino. No podía soportar la humillación de perder, otra vez. Otra vez, como cada viaje en subte, en bondi.